miércoles, 6 de junio de 2012

Mi viaje al pueblo misterioso

Estaba ya en el coche para ir de viaje al Pueblo Misterioso cuando de repente, se me pinchó una rueda. Tuve que pedir ayuda y, como estaba anocheciendo, continué mi camino en la grúa que remolcó mi coche. Cuando llegué me di cuenta de por qué se llamaba así; si alguien deseaba algo, sólo con nombrarlo en voz alta, en cinco segundos lo tenía delante.

Al día siguiente me levanté temprano para aprender las costumbres del lugar. Desayuné con una pareja de jovencillos llamados Emma y Erick, que me explicaron una cosa que me sorprendió. Al parecer, como todo lo que querías lo tenías, no existía el dinero, pues solo con pedir “comida” podías elegir toda la del mundo. Por eso todo era tan alegre y divertido, ni siquiera hacía falta trabajar. Emma me dijo que deseara una casa y así lo hice. Ante mí se alzó una gran vivienda, tal y como yo la había imaginado. Luego hice aparecer muebles y habitaciones. Después visitamos los campos del pueblo, cenamos y nos fuimos a la cama.

Por la mañana vinieron a mi casa y con su coche nos fuimos a ver el bosque más famoso de toda la comarca. Era enorme, muy verde y tenía muchos animales. Lo recorrimos por completo entre pinos y cerezos, atravesando varios puentes de madera en nuestro camino. Por debajo de ellos fluía un río rodeado de olivos. Era increíblemente bonito, pero sin embargo, el bosque respiraba un aire misterioso. Pasamos allí todo el día y después de comer seguimos nuestro recorrido por un gran sendero.

Emma iba por detrás, cosa que me sorprendió, además tenía los ojos rojos y no decía ni una sola palabra. De repente oímos un ruido que nos asustó y después de unos segundos paralizados echamos a correr… ¡los cerezos habían sacado sus raíces del suelo y nos perseguían!. Eran muy rápidos y nos alcanzaban con facilidad. Lo extraño era que pasaban al lado de Emma y no le hacían nada. Me paré y llamé al cerezo que tenía más cerca. Cuando lo tuve delante di un salto enorme, le cogí una cereza y me la comí. El árbol rugió de dolor, volvió a echar raíces y dejó de perseguirnos al igual que los demás. Llegamos a casa rendidos y asustados por lo ocurrido, y nos dormimos muy pronto.

Después de una noche de pesadillas salimos a dar un paseo para calmarnos. Emma aprovechó un instante y se paró a hablar con un señor raro. Erick, que sabía leer los labios, me contó que el extraño había obligado a Emma a usar sus deseos para hacerles cosas malas al resto de niños. Era como si estuviera hipnotizada, por eso tenía los ojos rojos. ¡Y claro, por eso a ella no le habían atacado los cerezos!

Erick y yo fuimos a la biblioteca para investigar. En un libro de historia leímos que no era la primara vez que ese ser extraño atacaba a los niños. Tenía un cristal de cuarzo azul con forma de rombo que utilizaba para hipnotizar a sus víctimas. Teníamos que encontrarle, quitarle el cristal y enviarle a otro lugar para que no hiciera más daño. Así Emma volvería a ser normal y él, sin el cuarzo, no tendría la posibilidad de hacer nada malo. Luego nosotros romperíamos la piedra y todos los hechizos desaparecerían.

Para poner en marcha nuestro plan esperamos a que Emma se fuese de compras. Le colocamos un chip en la camiseta para saber dónde estaba y nos pusimos manos a la obra. Fuimos a casa del extraño señor. Como no estaba pudimos entrar tranquilos. Nos costó un poco, pero al final encontramos el cuarzo en un baúl al lado de su cama. Salimos de la casa con la piedra en la mano justo cuando llegaba el señor. Nos acercamos a él y le enseñamos el cuarzo. Él nos lo intentó quitar pero nosotros dimos un paso hacia atrás y le dijimos que conocíamos lo que estaba haciendo y que acabaríamos con sus malvados planes. Inmediatamente Erick rompió la piedra tirándola al suelo. El extraño dio un grito horrible y, lleno de rabia, se esfumó dejando una nube de humo. Todo había acabado.

Gracias al chip encontramos enseguida a Emma. La vimos en el suelo, y cuando nos acercamos se despertó y nos dio las gracias. Todos los niños hechizados volvían a ser normales. Después de semejante aventura, Erick y Emma decidieron volver conmigo a Utebo para vivir juntos. Aún no lo sabíamos, pero fue el comienzo de nuevas aventuras…

***

Elena de la Concepción García está a punto de terminar sexto de primaria en el CEIP Parque Europa de Utebo, y ha participado en el concurso de relatos de viajes organizado con ocasión del taller de escritura de viajes impartido allí por Daniel Nesquens. Su relato, "Mi viaje al pueblo misterioso", ha ganado el segundo premio.

¡¡FELICIDADES ELENA!!

[... y no os perdáis, en breve, el relato ganador del primer premio!]

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